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Equipamientos

Calidad del aire interior y compuestos orgánicos volátiles (COV)

CONTEXTO

© Ihor Matsiievskyi / Shutterstock.com

El término calidad del aire interior se aplica a ambientes de interiores no industriales: equipamientos, edificios de oficinas, restaurantes y viviendas. Al no ocasionar efectos adversos inmediatos para la salud, se tiende a menudo a minimizar la importancia y el impacto de la calidad del aire interior. Una mala calidad del aire interior del edificio afecta a la salud física y mental de sus ocupantes, provocando elevados niveles de estrés y disminución del rendimiento de los trabajadores, y causando malestar en sus ocupantes.

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Los COV son un grupo de sustancias químicas que se convierten fácilmente en vapores o gases, en su mayoría derivados de la industria petroquímica. Aunque su presencia en el aire interior es imperceptible para el ser humano, hay una gran variedad de productos de consumo y materiales de construcción que son emisores de este tipo de sustancias: pinturas, barnices, moquetas, plásticos, aglomerados, etc. Los COV también están presentes en productos de limpieza, en pesticidas o en el humo del tabaco. La problemática es que este tipo de sustancias se puede acumular en espacios interiores cuando el sistema de ventilación no es el adecuado. El cambio climático afecta a la calidad del aire exterior y, a su vez, a las tipologías de construcciones desarrolladas, donde se favorece la hermeticidad de las mismas. Esta falta de ventilación afecta a la calidad del aire interior de las viviendas y equipamientos, perjudicando la salud de las personas.

Los COV más abundantes en el aire son el formaldehído, los isocianatos, el benceno, el metano, el tolueno, el propano y el etileno. Algunos COV están clasificados como sustancias cancerígenas, como por ejemplo el benceno.

La exposición a los COV ocurre principalmente por vía respiratoria, pero puede tam-bién pasar a través de la piel. La exposición a COV (ya sea prolongada o puntual) puede producir problemas respiratorios, irritación de ojos y garganta, mareos, irritabilidad, dificultad de concentración, etc. A largo plazo puede causar daños renales y endocrinos y perjudicar el funcionamentp del sistema nervioso central. Además, al ser liposolubles se bioacumulan en las grasas de los organismos vivos por lo que son muy difíciles de eliminar del cuerpo de forma natural.

El grupo poblacional más afectado por la presencia de contaminantes en el aire inte-rior son los bebés y niños pequeños, las mujeres embarazadas o en fase de lactancia y las personas mayores.

 

OBJETIVO

  • Minimizar la presencia de COV en los espacios interiores con la finalidad de evitar efectos adversos a la salud.
  • Fomentar la sensibilización sobre ambientes construidos no tóxicos y sobre el diseño de edificios saludables.

PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES

  • Controlar la calidad del aire interior, actuando sobre tres factores fundamentales:
    • La fuente de contaminación, teniendo en cuenta los materiales de construcción, los productos de limpieza o las actividades de oficina, como el uso de fotocopiadoras.
    • El medio de dispersión de los contaminantes, incrementando la ventilación, eligiendo el método de limpieza más adecuado (aspiradores con filtro HEPA, por ejemplo) y manteniendo el sistema de ventilación.
    • El receptor, limitando la exposición y también evitándola, por ejemplo, cuando se usan plaguicidas, se pinta o se llevan a cabo trabajos de reforma o reparación.
  • Evitar la utilización de materiales de construcción y de decoración que contengan formaldehído u otros COV. Las emisiones de COV de cada material de construcción se pueden consultar en su ficha técnica.
  • Elegir materiales de bajas emisiones de COV, especialmente en las siguientes categorías: pinturas, barnices, sellantes, revestimientos de paredes y techos. Para ello, es muy útil recurrir a bases de datos sobre materiales saludables y libres de tóxicos, como las que se describen en el apartado «Experiencias de referencia».
  • Usar productos a base de agua siempre que sea posible y evitar productos con di-solventes.
  • Respetar los tiempos necesarios para la dispersión y disminución de los niveles de contaminantes que emanan de los materiales de construcción. Se debe ventilar intensamente el edificio en las fases finales de obra y antes de su ocupación, ya sea a través de ventilación mecánica, natural o mixta, y garantizar que los conductos y filtros del sistema de ventilación se limpian correctamente antes de ocupar el edificio.
  • Evitar el uso de materiales de construcción y productos de limpieza que contengan formaldehído.
  • Establecer políticas de compras de productos de mantenimiento y limpieza de bajas emisiones. Este tipo de característica se puede consultar en las fichas técnicas y hojas de datos de seguridad de los diferentes productos.
  • Usar métodos no químicos para el control de plagas siempre que sea posible e incrementar la ventilación cuando se tengan que usar pesticidas en el interior. En el caso que sea necesario el uso de químicos, se deben establecer protocolos de uso y ventilar siempre después de usarlos.
  • Mejorar el conocimiento sobre la exposición a contaminantes de ambientes interiores y su impacto en la salud. Para ello, se debe proporcionar información y recomendaciones a los ocupantes de estos edificios sobre los factores que pueden afectar a la calidad del aire interior.

EXPERIENCIAS DE REFERENCIA

LEGISLACIÓN Y NORMATIVA

ESTUDIOS Y DOCUMENTACIÓN TÉCNICA


Se pueden obtener informaciones más detalladas dirigiendose al Servicio de Salud Pública: entornurbasalut@diba.cat

Fecha de la última actualización:
dc., 12 de maig 2021 04:21:37 +0000