05/08/2024 12:55 h.

¿Qué es una tarjeta revolving?

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Las tarjetas de crédito denominadas “revolving” son un producto financiero, similares a las tarjetas de crédito tradicionales, pero se diferencian de estas en el método de pago.

Estas tarjetas permiten el cobro aplazado mediante una cuota que puede ser un porcentaje sobre el dinero utilizado o bien una cantidad fija, a diferencia de las de crédito, que cobran en un solo pago las cantidades debidas (generalmente a final de mes).

Otro característica de estas tarjetas es la posibilidad de que, a medida que el usuario va devolviendo el capital, pueda volver a disponer nuevamente de los importes amortizados. En el fondo, estamos ante una línea de crédito preconcedida y permanente, con el peligro de que la deuda, a la que hay que sumar los intereses, las comisiones y otros gastos generados, vaya aumentando de manera indefinida.

Hay que tener en cuenta que si se elige una forma de pago mediante pequeñas cuotas, la devolución de la deuda puede prolongarse mucho e incluso, si el uso de la tarjeta supera un determinado importe, la cuota no será suficiente para hacer frente a los intereses mensuales generados y la deuda aumentará, en vez de reducirse, con cada pago.

¿Cuáles son los riesgos de utilizar una tarjeta revolving?

En general las tarjetas revolving facilitan la adquisición de productos y servicios para los cuales el usuario no dispone de dinero. Suelen utilizarse para pagar compras extraordinarias y sobre todo, para gastos imprevistos. En estas situaciones, es importante valorar los pros y los contras de su uso, porque en el fondo se trata de un préstamo muy caro. Uno de los problemas asociados a las tarjetas de crédito revolving es que su uso puede incentivar, más de lo que sería recomendable, el gasto. Estas tarjetas nos permiten disponer de un dinero que no tenemos, un sistema que promueve el endeudamiento y la compra compulsiva.

Consejos y recomendaciones

  • En caso de tener que hacer frente a gastos imprevistos o extraordinarios, es conveniente consultar y comparar todos los productos de crédito existentes en el mercado y informarse con detalle de las condiciones de contratación, especialmente en cuanto a las comisiones, gastos, tipos de interés y formas de pago.
  • Al solicitar una tarjeta de crédito o cualquier tipo de préstamo, hay que exigir que nos informen con claridad sobre el valor de la TAE (Tasa Anual Equivalente), que incluye el interés que nos cobren más las comisiones y los gastos generados por el crédito. Esta información básica nos facilitará la comparación con otros productos. Hay que tener presente que, en la mayoría de los casos, un tipo de interés mensual bajo esconde una TAE elevada.
  • Cómo en cualquier contrato, hay que leer bien todas las condiciones antes de firmar y conservar una copia. Si no entendemos algo, podemos exigir que nos lo expliquen. Si continúan las dudas, es mejor no contratar.
  • Es recomendable guardar los tickets de caja para evitar sorpresas. No olvidéis comunicar a la entidad cualquier cambio o modificación en vuestra dirección, teléfono o correo electrónico para que las comunicaciones lleguen puntualmente.
  • En caso de pérdida o sustracción de la tarjeta, es importantísimo notificarlo lo antes posible a la entidad emisora para evitar un uso fraudulento.
  • Una vez saldada la deuda acumulada en una tarjeta revolving, algunas entidades cobran comisiones si el cliente decide mantener la tarjeta inactiva. Por esta razón, una vez liquidado el préstamo, es recomendable cancelar la tarjeta.

Siempre sale a cuenta practicar un consumo responsable e informado, así evitaremos situaciones de sobreendeudamiento o desestabilización de la economía familiar.