Presentación

En julio de 2019 se constituyó el Pleno de la Diputación de Barcelona y, con éste, se formó un equipo de gobierno que comenzó a caminar muy pronto con la mirada puesta en lograr un doble reto, por el que mostré mi disposición a trabajar prioritariamente como presidenta: fortalecer el compromiso municipalista que siempre ha caracterizado la Diputación durante estas cuatro décadas de democracia local, y hacerlo promoviendo un desarrollo sostenible del territorio de acuerdo con la Agenda 2030 para un desarrollo sostenible y la Nueva Agenda Urbana.


A partir de ese momento, pusimos en marcha una acción de gobierno que se empezó a desplegar con normalidad y solidez, pero nuestro primer hoja de ruta se vio interrumpido muy pronto para que durante el mes de marzo de 2020, la irrupción de la pandemia del Covidien-19 alteró el escenario de gobierno que teníamos y, además, añadió una enorme incertidumbre y complejidad en la gestión cotidiana de los asuntos públicos.


La necesidad de abordar la emergencia de la Covidien-19 en nuestros barrios y nuestras calles ha supuesto un reto para todos los gobiernos locales para que la pandemia ha tenido un impacto directo en la salud y el bienestar de nuestros vecinos y vecinas, pero también nos ha aportado una experiencia de valor significativa para que el trabajo realizado por todos los alcaldes y alcaldesas nos ha permitido reafirmar nuestra convicción de que la acción de proximidad resulta esencial para abordar todos aquellos desafíos que tenemos planteados como sociedad.

Durante estos últimos meses hemos vivido una situación de una gravedad extraordinaria, pero los ayuntamientos han vuelto a demostrar que son un actor político central a la hora de garantizar unas condiciones de vida dignas y seguras para sus comunidades locales. La capacidad organizativa que han tenido a la hora de garantizar los servicios esenciales durante el estado de alarma y el confinamiento, su capacidad de adaptación para avanzar hacia una nueva normalidad que ha exigido cambios profundos en la gestión de los servicios de proximidad, de los espacios públicos o de los equipamientos locales, así como su capacidad para sumar esfuerzos con el tejido cívico y asociativo de sus municipios, que les ha permitido llegar a menudo allí donde otros niveles de gobierno no llegaban, han vuelto a poner en evidencia que sin un municipalismo fuerte la ciudadanía es más débil.


Durante estos últimos meses nuestras prioridades más inmediatas han cambiado, hemos tenido que manejar una emergencia que no habíamos previsto y hemos vivido una experiencia que ha sido especialmente dura, pero la forma como se ha superado nos debe invitar a volver a pensar en el futuro, sabiendo que si somos capaces de encontrar orientaciones comunes y generar alianzas para sumar esfuerzos a la hora de responder a los retos que compartimos, estaremos mucho más capacitados para superarlos.


El Plan de actuación de mandato 2020-2023 pretende ser una herramienta para gobernar la complejidad que caracterizará nuestro mandato democrático, a través de la cual la Diputación continuará demostrando su compromiso con los ayuntamientos y los consejos comarcales de la provincia de Barcelona, ​​para que todos puedan trabajar de la mejor manera posible en superar la crisis económica y social derivada de la Covidien-19 y, al mismo tiempo, puedan avanzar en el camino de una recuperación que sea sostenible.

El reto sin precedentes que ha supuesto la Covidien-19, acompañado por los principales fenómenos disruptivos de nuestro tiempo como son el cambio climático y la digitalización, nos invitan a gobernar el presente con una mirada puesta en el futuro. Porque si nuestras políticas sólo se dirigen a paliar las pérdidas económicas y el empobrecimiento social que ha provocado el confinamiento, pero amplifican nuestros riesgos económicos, sociales y ambientales, pasada esta etapa crítica que vivimos nos encontraremos en una situación más débil.


Necesitamos minimizar el daño de la Covidien-19 en nuestro sistema productivo y evitar un incremento exponencial de las desigualdades con acciones inmediatas y contundentes, pero también orientar las políticas públicas locales de forma consistente hacia la construcción de una globalización sostenible, que dé un nuevo horizonte en nuestros pueblos y ciudades.


Los cuarenta años de democracia local, que celebramos en el 2019 coincidiendo con las elecciones municipales, han puesto de manifiesto que el municipalismo es sinónimo de progreso. Este legado debe ser el mejor estímulo, en los años que vendrán, para que la Diputación de Barcelona continúe fortaleciendo la autonomía municipal, promoviendo el trabajo en red y la concertación, y alimentando el espíritu modernizador que han caracterizado su trabajo, con el fin de acompañar a nuestros gobiernos locales en un mundo cada vez más abierto, sin dejar ninguna persona ni ningún territorio atrás.

 

Núria Marín Martínez
Presidenta de la Diputación de Barcelona