Contaminación por radiaciones

Desde el punto de vista de sus efectos sobre la salud hay que diferenciar entre radiaciones ionizantes y no ionizantes.

Radiacions no ionitzants: Camps Electromagnètics

Radiaciones no ionizantes: Camps Electromagnètics

Las radiaciones no ionizantes no tienen capacidad para ionizar la materia. Sus efectos biológicos principales son de tipo térmico y mecánico. Las radiaciones no ionizantes más importantes son los rayos ultravioleta procedentes del sol y los campos electromagnéticos de baja frecuencia (CEM).

Todos los aparatos que consumen energía eléctrica o simplemente, los cables que conducen la electricidad, generan en su proximidad un tipo de radiación que se conoce como campo electromagnético.

Al habla de CEM nos estamos refiriendo a la parte del espectro electromagnético no ionizante de baja frecuencia que llega hasta los 300 GHz.

Este rango de frecuencias incluye los siguientes tramos:

  • Camps estáticos (0 Hz): corriendo continúa, sistemas de resonancia magnética para diagnóstico médico.
  • CEM de frecuencias extremadamente bajas (ELF) entre 0 y 300 Hz: emitidos por las líneas de alta tensión, los electrodomésticos y las pantallas de ordenadores
  • CEM de radiofrecuencias (RF) entre 300 Hz y 300 GHz: utilizadas para transmitir información a distancias largas emitidas por los teléfonos móviles, las estaciones base, hornos microondas, instalaciones de radio y televisión, etc.

En las últimas décadas, en nuestro entorno la exposición ambiental a fuentes de radiación electromagnética se ha incrementado espectacularmente debido al desarrollo tecnológico, social y laboral.

Los interrogantes sobre los efectos de los CEM sobre la salud empezó hace más de treinta años cuando aparecieron los primeros estudios que observaban un incremento del riesgo de leucemias infantiles en las proximidades de las líneas de alta tensión.

Por otro lado, el constante despliegue territorial de las instalaciones de telecomunicación debido por la generalización del uso de los aparatos con ellas asociados (antenas de telefonía móvil, terminales móviles, redes inalàmbriques de transmisiones de datos, etc.) ha ido acompañado de frecuentes de episodios de alarma social motivados por la instalación de antenas de telefonía en las proximidades de escuelas, puestos de trabajo y domicilios, en tanto son percibidas por los ciudadanos como peligrosas para la salud.

Todo y el gran número de estudios científicos y proyectos de investigación llevados a cabo hasta el momento, especialmente durante los últimos diez años, existe todavía mucha controversia e incertidumbres sobre los efectos de los CEM en la salud de las personas, especialmente en aquello que se refiere a los efectos derivados de la exposición crónica a fuentes de CEM.

Hay que añadir que los estudios experimentales hechos para evaluar efectos clínicos de los CEM no siempre apoyan los datos obtenidos en los estudios epidemiológicos que relacionan exposición a CEM e incremento de riesgo de determinadas dolencias, como por ejemplo los cánceres infantiles. Tampoco contamos todavía con mecanismos causa-efecto plausibles que expliquen la exposición a CEM y la aparición de esta patología.

Todo y la carencia de datos concluyentes sobre los efectos de los CEM sobre la salud a medio y largo plazo, desde el año 2002 los CEM de frecuencias extremadamente bajas (ELF) están considerados por la Agencia Internacional sobre el Cáncer (IARC) como posibles carcinógenos humanos (grupo 2B) y en 2011 se incorporó a este mismo grupo los CEM de radiofrecuencias de la telefonía móvil, en el marco de la filosofía preventiva del principio de precaución.

Gas radó

Radiacions ionitzants: Gas radón

Son radiaciones de alta energía con capacidad de romper los enlaces químicos de las moléculas de las estructuras celulares sobre las que inciden, provocando alteraciones nos los procesos bioquímicos que pueden dar lugar a diferentes patologías.

Las fuentes principales de radiactividad ambiental a que están expuestas las personas son básicamente naturales: los rayos cósmicos y la radiación terrestre presente a las rocas y al suelo y en algunos materiales de construcción.

Del total de la radiación de fuentes naturales recibimiento por el hombre, más de un 50% se atribuye al gas radón, gas noble radiactivo pero inerte químicamente que proviene de la desintegración del uranio que se encuentra de manera natural al suelo.

La importancia del radón como factor de riesgo físico ambiental se conoce desde hace unos años y radica en la evidencia epidemiológica que asocia la exposición a este gas noble en espacios cerrados con insuficiente ventilación y el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. considera que la exposición al radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, después del humo del tabaco, y la primera causa de este tipo de cáncer en personas no fumadoras. Por otro lado, la #OMS atribuye al radón la responsabilidad en el origen de fines el 14% del total de los casos de la dolencia.

El año 2009 la #OMS publicó un informe que resumía las evidencias científicas conocidas hasta el momento y establecía recomendaciones sobre políticas de reducción del radón en edificios públicos y viviendas, principal fuente de exposición de la población a este elemento.