Planificación urbana

  INTRODUCCIÓN

El modelo de ciudad y la estructura urbana influyen significativamente en la calidad del aire, el nivel de ruido, el efecto isla de calor o el grado de accidentalidad. Además, condicionan el número de espacios verdes y su calidad, el nivel de actividad física y, en general, el estilo de vida de las personas y cómo se relacionan en la ciudad, por lo que repercuten de forma considerable en el bienestar de la población y en su salud mental, física y social.

En los pueblos y ciudades, los tejidos urbanos más saludables son los más complejos, los que disponen de una mayor diversidad de equipamientos y servicios, con mezcla de usos y de población, y con un amplio abanico de espacios verdes urbanos y de espacios públicos abiertos y accesibles a todo el mundo. Este modelo facilita la vida cotidiana, la movilidad activa y la cohesión e integración sociales, creando un paisaje urbano que proporciona un sentido de pertenencia y de proximidad, lo que a su vez genera una sensación de bienestar en todos sus residentes.

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Seria conveniente planificar el territorio y los asentamientos urbanos con el objetivo de promover un modelo policéntrico, que conjugue y conecte las centralidades urbanas con otros tejidos urbanos y los entornos rurales. Así, habría que dotar a los diferentes núcleos y sus barrios de las infraestructuras necesarias para que dispongan de condiciones de centralidad (fomento de espacios de trabajo, servicios u oportunidades de ocio, etc.), de forma que se minimicen los efectos sociales negativos derivados de la segregación espacial. Tambien resultaría muy conveniente mitigar los problemas de congestión de tráfico, aparcamiento y transporte público y, paralelamente promover un mayor fomento de la actividad física de la ciudadanía.

Es necesario repensar los pueblos, las ciudades y la red que configuran con punto de vista situado sobre las personas y no los vehículos privados (especialmente en los coches). Este punto de vista, aplicado a la planificación, conlleva la creación de ciudades saludables y sostenibles.

Actualmente, el modelo urbano de nuestros asentamientos presenta importantes limitaciones para introducir elementos 'saludables' en su concepción y ordenación. No obstante, hay distintas formas de hacerlo, y hay que aprovechar las posibilidades que ofrecen las revisiones de los Planes de Ordenación Urbanística Municipal (POUM), así como los diversos instrumentos de gestión y planeamiento derivado.

Esta guía ofrece elementos para la reflexión y para futuras intervenciones que vayan en este sentido.

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